En el post de hoy quiero centrarme en los valores de vida que cada uno tenemos y que son como una guía  la hora de tomar decisiones. Ante una decisión solo caben dos opciones:  Acorde a nuestros valores o en contra de los mismos.

“Cuando eres fiel a ti mismo en lo que haces, cosas fascinantes ocurren» – Deborah Norville.

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Un poco de contexto personal 

Hace algunos años, justo antes de atreverme a dar un giro a mi carrera profesional, pasé una época de mucho estrés, insomnio, pérdida del sentido de vida, etc. Yo ya estaba acostumbrada a tener todo tipo de trabajos y siempre los aceptaba con alegría porque estos mismos trabajos me eran necesarios para mis fines: pagar mis estudios, adquirir una determinada experiencia, etc… Pero a mis 40, el cuerpo me dijo «basta», y ahí me tocó pararme en seco y ver que era lo que estaba pasando en mi vida profesional que estaba afectando directamente a mi vida personal, y lo más grave, a mi salud. ¿Dónde se fué aquella alegría en lo que hacía?.

Lo primero que pensé: «estoy haciendo algo que  me aburre, que no me aporta, etc…. «, pero indagando en mi, haciendo un ejercicio de introspección me di cuenta que no, que el trabajo me divertía, daba sentido…. Entonces, ¿Qué era?.

Después de bajar a mis infiernos, y enfrentarme a mis demonios, no era el QUÉ lo que me angustiaba, sino el «CÓMO».  Ahí tuve un insight, un momento EUREKA. El  cómo estaba desarrollando el trabajo era lo que justamente me estaba matando.

Gracias a a una gran profesional que me acompañó en este proceso de autodescubrimiento me pude dar cuenta que lo que me estaba matando eran mis propios valores, entrando en conflicto con los valores de la organización para la cual yo trabajaba.

En un cruce caminos

«Tus valores definen quien eres realmente. Tu identidad real es la suma total de tus valores». Assegid Habtewold.

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Me encontré con 40 años, completamente bloqueada por primera vez en mi vida en cuanto a mi vida profesional se refería.¿ Qué hacer?. Mis valores de vida, chocaban con los valores de la organización en cuanto a cuestiones esenciales se refería, y eso hacía que mi conciencia no me dejara dormir por la noche. Hubo un momento donde me planté: «ningún trabajo tiene que quitarme mi salud». ¿De qué servía ganar muchísimo dinero si luego me lo tenía que gastar en terapia, ansiolíticos y demás?.

Cara a cara con la Superwoman

El primer impulso que se me pasó por la cabeza fué dejar el trabajo y punto; a lo que las personas de mi entorno respondían «no dejes que tus valores no te dejen comer».  Necesitaba un plan B, al cual llegué después de afrontar las fantasias de la superwoman:

  • Fantasía 1: «Yo os voy a ayudar»: ¿A qué?. La organización se sentía cómoda en su «CÓMO» y sus valores. Efectivamente: «¿Quién era yo para tratar de cambiar algo que los responsables consideraban que no era necesario cambiar?».  Como decimos en España, la primera en la frente. Esta actitud me llevó al desgaste personal,
  • Fantasía 2: «Miro para otro lado porque esto no va conmigo».  Me fuí justo al otro extremo. Tratar de pasar, de hacer mi trabajo y no darle más vueltas. Pero internamente esa actitud me estaba matando.
  • Fantasía 3: » La provocadora que hay en mi toma el mando». Aquí apareció la subpersonalidad que le gusta provocar, llevar la contraria, y os podéis imaginar el resultado que obtuve: todos mis compañeros y jefes desconcertados y enfadados conmigo porque todo era una crítica constante y no aportaba soluciones.
  • Fantasía 4: «La saboteadora entra en escena». Esta subpersonalidad me llevó a cometer errores graves en mi trabajo. Buscaba provocar que la empresa tomara una decisión que en el fondo me tocaba tomarla a mi. Tampoco resultó. La empresa me dio el apoyo necesario, la compresión y conocimiento para llevar con éxito mi cometido.

Después de la tormenta viene la calma. Una vez calmada con todo este maremagnum de confusión y malestar, me tocó empoderarme y responsabilizarme de mis decisiones, y eso…. a veces no es agradable. Necesitaba tomar una decisión, y necesitaba un plan B porque no podía tener mi vida en el aire…. O si …!.

Cara a cara con la mediocridad espiritual

Pasé al otro extremo, la espiritualidad, y en este camino encontré la mediocridad espiritual en forma de determinados profesionales que lejos de aportarme me interferían en mi desarrollo y pretendían establecer conmigo una relación de dependencia. Claro ! no sabía que no de mis principales valores era la «libertad y autonomía». Desde personas que me decían: «no necesitas a ningún psicólogo», etc.» hasta personas que me decían «déjalo todo y fluye»….  Algunas personas aligeraron mi malestar espiritual, pero el trabajo de fondo me tocaba hacerlo a mi. Nadie podía recorrer mi camino por mi.

Registros akáshicos al rescate

Me tocó utilizar todos mis recursos, entre ellos mis registros akáshicos para sanarme bloqueos, ver aprendizajes que necesitaba completar y que esta situación me brindaba la oportunidad para ello.  Pude aligerar bastante la angustia y desde una posición más estable poder ver las distintas opciones para trazar mi plan de acción con ayuda de mi psicóloga.  Si iba a saltar , me iba a asegurar de tener una red abajo.

Desde un trabajo profundo con mis registros akáshicos trabajé en varias cuestiones:

  1. Bloqueos urgentes: Aquello que era lo más urgente sanar desde el punto de vista de mi Yo Superior.
  2. Talento a desarrollar: ¿Qué habilidad necesitaba desarrollar para poder hacer frente a la situación?
  3. Bloqueos que me dificultaban ver y clarificar mis valores de vida.
  4. Aprendizajes que me brindaba esta situación y sobretodo qué bloqueos me estaban impidiendo aprenderlos.

Una vez empezó a aclarar mi cielo, pude empezar a pensar ya sobre mi plan B, en coherencia con mis valores de vida, y orientado hacia mi misión.

Conclusiones

Después de esta experiencia personal,  y en base también a lo que otras personas que he estado tratando en estos meses, llego a la conclusión de que es muy importante conocer tu propia escala de valores: cuales puedes flexibilizar, cuales no, y sobretodo ponerlos también en la balanza a la hora de tomar decisiones.

Algunos apuntes sobre los Valores

  1. Son tu brújula  interior.
  2. Importante poder actuar en coherencia con tus valores
  3. Aprender a priorizarlos.
  4. Marcan nuestro carácter, y nuestro carácter, marca nuestro destino.

 

Tus valores son tuyos