Siguiendo la temática de la vergüenza iniciada semanas atrás, en el post de hoy voy a plantear el primer antídoto para la vergüenza: El Coraje.
Si os fijáis estamos sumidos todos nosotros en el miedo: miedo a perder lo que tengo, miedo a mostrar mi debilidad, miedo a mostrarme, miedo a ponerme enfermo, miedo a los otros, miedo, miedo, y más miedo. Bueno pues ante el miedo, Coraje. Para la vergüenza, Coraje. Es la mejor herramienta que tenemos y además todos disponemos de ella en menor o mayor medida, solo falta recordar donde la hemos guardado en la mayoría de casos.
El primer paso para activar este antídoto pasa por reconocer los desencadenantes de la vergüenza: Qué la activa?. Si somos capaces de identificarlos, tenemos una parte de la partida ganada. En mi caso en concreto, desencadenaba enormemente la vergüenza en mi el sentirme expuesta, mostrarme a los demás tal cual. Es algo que todavía me pasa pero con Coraje he aprendido a gestionarlo. El Coraje pasa por decirte a misma/o: Y qué pasa si…… No soy perfecta….. No cumplo tus expectativas (porque son tuyas, no mías), …soy lo que llamáis vosotras «una mala madre»,etc.?. Lo importante en todo esto, y no lo olvidéis nunca es lo que tu piensas de ti misma, el resto no importa. No hay mayor Coraje que atreverse a ser una misma y romper con unos cánones sociales, familiares, estéticos (delgadez, bronceado,etc.), etc. y mostrarse al mundo tal y como una/o es. Este post está muy enfocado en las mujeres porque sobre nosotras cae una gran telaraña de expectativas. De la telaraña ya hablamos en algún post anterior.
Aunque está avanzado en el párrafo anterior, aquí van dos dos principales miedos que con Coraje los podemos neutralizar:
- Miedo a ser un fracaso: En este punto ya lo avancé. Saber analizar las expectativas que tienen sobre nosotros los demás es un aspecto clave, pero por encima de todos ellos, qué expectativa tengo yo misma sobre mi misma?. Este aspecto es crucial para poder poner en contexto las expectativas de los demás, relativizarlas, y valorarlas en su justa medida. En muchas ocasiones desde una inseguridad personal podemos dar poder a determinadas personas para que nos coloquen determinadas expectativas que nos autoimponemos cumplirlas y si no llegamos al nivel aparece la vergüenza, el miedo a que el otro descubra que llegamos a eso que él espera de nosotros, etc. Aquí el coraje funciona de maravilla pues si somos capaces de valorarnos más a nosotras mismas que lo que puedan pensar, opinar o esperar los otros sobre nosotras, tenemos una base sólida para ir por la vida con un sentimiento de seguridad personal grande, una autoestima sana, y una coherencia interna e integridad personal que nos van a aportar mucha calma y tranquilidad.
- Miedo a la vulnerabilidad: Mostrar nuestros puntos débiles. Bueno, más que mostrarlos, que los demás los descubran. Aceptar nuestras imperfecciones implica asumir nuestras vulnerabilidades. Es el miedo a contarle algo a alguién y que ese alguién lo utilice para hacernos daño. En este caso, es importante tomarnos un tiempo para analizar eso que nos avergüenza, sentirnos cómodas/os con ello, y decidir a quién se lo queremos contar si es que decidimos compartirlo, pues no estamos obligados en ningún momento en compartirlo. Antes de decidir compartirlo con otros es recomendable analizar si la otra persona merece escucharlo, es decir necesitamos estar seguras de que esa persona no minimizará nuestro dolor, ni se centrará totalmente en el problema de forma que no nos ayuda y nos recuerde permanentemente el problema, ni que esta persona nos menosprecie, extienda chismes sobre nosotras/os, ni que utilizará esa información en nuestra contra. Aquí, por experiencia propia, en un entorno laboral es mejor no compartir esa información porque puede ser utilizada en nuestra contra, y porque los entornos laborales suelen ser muy propensos a los chismes. Esto es una recomendación mía. Por supuesto, cada una decide libremente qué hace.
Como podéis observar, el Coraje es una de las herramientas más importantes que tenemos a nuestra disposición para gestionar la vergüenza, y nos ayuda a sentirnos libres. Pensad que como almas que encarnamos en la Tierra, decidimos venir aquí porque este planeta es muy rico en experiencias y nos permite un gran avance en nuestro camino evolutivo. Venimos porque estamos preparados para afrontar todas las situaciones que se presenten y porque disponemos del coraje necesario para ello. Con esto en mente, mucho ánimo y coraje en vuestro camino….