En el post de hoy daré algunas pinceladas de lo entendemos por Karma, y el significado que tiene cuando en una lectura de registros akáshicos aparecen bloqueos relacionados con el karma.
Para el budismo la ley del karma es un ejemplo especial de la ley de causa y efecto que establece que nuestras acciones físicas, verbales y mentales son causas, y nuestras experiencias son sus efectos. La ley del karma enseña por qué cada individuo posee una disposición mental, una apariencia física y unas experiencias únicas. Estas son los efectos de las incontables acciones que cada uno ha realizado en el pasado. Puesto que no hay dos personas que hayan realizado las mismas acciones en vidas pasadas, nadie puede tener los mismos estados mentales, experiencias y apariencia física que otro. Cada ser posee su propio karma individual. Algunas personas disfrutan de buena salud y otras sufren enfermedades sin cesar. Unas tienen un físico atractivo y otras no. Algunas siempre están alegres y se conforman con poco, mientras que otras suelen estar de mal humor y nunca están satisfechas. Algunas personas entienden con facilidad el significado de las enseñanzas espirituales, pero otras las encuentran difíciles y oscuras.
La palabra karma significa ‘acción’ y se refiere principalmente a nuestras acciones físicas, verbales y mentales. Las acciones que efectuamos dejan huellas o impresiones en nuestra mente muy sutil que, con el tiempo, producen sus correspondientes resultados. Nuestra mente es comparable a un campo de siembra, y las acciones que cometemos, a las semillas que en él se plantan. Las acciones virtuosas son las semillas de nuestra felicidad futura, y las perjudiciales, las de nuestro sufrimiento. Estas semillas permanecen ocultas en nuestra mente hasta que producen su efecto, cuando se reúnen las condiciones necesarias para su germinación. Además, desde que se realiza la acción original hasta que maduran sus consecuencias, pueden transcurrir varias vidas.
Tal y como puedes observar lo que encarna todo esto es la responsabilidad de nosotros mismos. Aunque alguién a estas alturas, podría pensar: «Pero qué pasa con las cosas que nos ocurren desde el exterior, los problemas que surgen en la vida?». Seguramente estas cosas externas que nos pasan no son culpa nuestra, aunque para nosotros suponen una prueba y nos toca gestionarlas de la mejor manera posible. Las cosas externas que nos pasan pueden estar predefinidas antes de encarnar para ayudarnos en nuestro camino evolutivo.
Lo que quiero transmitirte es que cada cosa que hagas, o pienses volverá a ti de alguna forma y en algún momento. Las acciones y pensamientos negativos volverán en forma de negatividad, y la positivas en forma de positividad. Aquí hilamos también con el nivel vibracional. Ante un nivel vibracional bajo bien sea por causa de emociones densas como la tristeza, atraeremos a nuestra vida personas, situaciones, y eventos de ese mismo nivel de vibración. En este punto lo vemos no sólo desde la ley del karma, sinó también desde la metafísica, las ondas que emitimos y que en algún punto del universo son recibidas y enviadas de vuelta acorde a ese mismo nivel.
En definitiva, la clave está en responsabilizarnos de nuestros pensamientos, acciones, y saber que podemos actuar desde ese libre albedrío, sentirnos libres de hacer, decir, sentir, en lugar de poner la responsabilidad total en elementos externos.